jueves, 17 de enero de 2008

Exposiciones

La primera exposición de hoy ha tratado sobre el fenómeno de la deslocalización, que es un asunto de actualidad en este mundo globalizado. Hay varias cosas que he aprendido con esta exposición; por ejemplo, que para que haya deslocalización es preciso que se de en el aspecto industrial, y más concretamente, en Estados en los que el desarrollo de la tecnología es importante. Este desarrollo es clave porque la deslocalización sólo puede ser llevada a cabo por empresas con un dominio importante de la tecnología.
Hay dos países que comienzan a ser las sedes de un gran número de empresas: es el caso de la India y de China, ambos Estados en pleno desarrollo y que son muy atractivos para las empresas que quieren deslocalizarse, debido a las ventajas que pueden aportar, que siempre se traducen en beneficios para la empresa.
Sin embargo, este fenómeno también se plantea una serie de retos e incertidumbres; ¿hasta qué punto son beneficiosas para los países de destino? Es cierto que para determinadas regiones de esos países la deslocalización puede traer una cierta estabilidad, garantizando un puesto de trabajo a los miembros de la comunidad. Sin embargo, debemos plantearnos de qué tipo de trabajo se trata: empleos con salarios ínfimos, y condiciones de trabajo que casi pueden definirse como "esclavistas". Por lo tanto, no hay que olvidar esta cara oculta de la globalización.
La segunda exposición hizo un recorrido de la situación energética que se vive en los diferentes continentes, dándonos una perspectiva general sobre los retos que plantean los recursos energéticos no renovables a la hora de asegurar la continuidad del crecimiento económico (dependencia). Además nos plantearon las estrategias que China está llevando a cabo para intentar disminuir al máximo la desventaja y debilidad que supone la ausencia de recursos naturales como el petróleo en su territorio.
La situación de China puede llegar a ser preocupante; el gigante asiático despertó hace pocos años, y actualmente alcanza tasas de crecimiento anual que llegan al 10%. Con este nivel de crecimiento, la contaminación producida por China es cada año más significativa, y en esta época de terror al cambio climático, debería plantearse si es factible apostar por energías renovables, que no supongan una disminución de su crecimiento, pero que ayuden a luchar contra el exceso de CO2 en la atmósfera.

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