martes, 13 de noviembre de 2007

Últimamente hemos hablado mucho en clase sobre conceptos como el desarrollo, la productividad, la competitividad... En principio estas palabras pueden parecer alejadas de nuestras vidas, y suelen ser los políticos las personas a las que se les llena la boca con ellas. Sin embargo, conforme pasa el tiempo he comprobado que están mucho más cerca de nosotros de lo que en principio parecen.
El otro día en clase descubrimos otro, que por lo que parece es una de las claves que explican el impresionante desarrollo de muchas empresas japonesas, empresas de primer orden en aspectos como la productividad y la competitividad: el círculo de calidad.
Los círculos de calidad son grupos que se forman en cada empresa, a través de los cuales los trabajadores, que se reunen de forma periódica, intercambian ideas y resultados para mejorar la calidad de los productos que se elaboran. De esta forma se van realizando las modificaciones que se consideran necesarias en el proceso de producción, para poder alcanzar mayor eficiencia en la producción.
En principio estas reuniones no parecen algo complicado, y si en Japón han funcionado, ¿por qué aquí no? Pues por una razón muy sencilla, que se basa en la mentalidad tan diferente. Mientras que en Japón los empleados consideran la empresa en la que trabajan como parte de su vida, casi como parte de su familia, llegando desarrollar una alta capacidad de sacrificio y superación, aquí sucede lo contrario. Los trabajadores están, en muchos casos, hartos del trabajo que desempeñan, faltos de incentivos, y consideran que trabajar supone "una especie de castigo" para ellos. Con concepciones tan diferentes del trabajo, no me extraña que aquí sea imposible extender la técnica de los círculos de calidad de una forma eficaz, ya que el egoísmo y el individualismo de los trabajadores, así como en muchas ocasiones los altos niveles de competitividad que se fomentan directamente desde la dirección, hacen imposible que se produzcan momentos de compañerismo, en los que todos se preocupan por el futuro de la empresa y por cómo mejorarla. Esta mejora no sólo beneficiará a la dirección con el aumento de la producción y de la productividad, sino que es algo positivo para todos los miembros de esa comunidad.
A pesar de que cambiar ésto es muy complicado, porque al estaren la esfera de la mentalidad es algo muy arraigado a nuestra personalidad y nuestra forma de vivir, deberíamos reflexionar acerca de los cambios que está experimentando nuestro entorno, que nos han transformado y nos llevan a ver a los compañeros como "rivales", "enemigos" a los que tenemos que superar si no queremos salir mal parados.

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