sábado, 3 de noviembre de 2007

¿Es cierto eso de que el fin justifica los medios? Muchas personas se hacen esta pregunta a lo largo de su vida, antes de tomar decisiones clave en momentos difíciles. Esta es también la pregunta que responsables de la ONG francesa "El arca de Zoe" debieron hacerse antes de meterse en este lío. En los últimos días se ha estado hablando mucho sobre este suceso, sobre todo desde el momento en que comenzaron a conocerse más noticias sobre las reales intenciones de estas personas.
¿Es posible pagar el precio que sea necesario para hacer lo que en teoría es una buena acción? Parece que estas personas pensaban que sí, que era necesario hacer todo lo posible para poder sacar a esos niños de una zona que lleva varios años en conflicto. Incluso saltarse la legalidad y olvidar que existen cierto principios morales que deben ser respetados. Para llevar esta "buena obra" a cabo no sólo engañaron a las familias que en Francia habían pagado importantes sumas de dinero para poder acoger a estos niños, que en teoría eran huérfanos, sino que también engañaron a los padres y familiares responsables de estos niños, quienes creían que estos niños pasarían unos días en una escuela de la capital de Chad.
No sé cómo este grupo de personas pudo intentar llevar a cabo este plan, mintiendo a las autoridades del Chad y a las familias, y sin importarle lo más mínimo que estos niños tuvieran familia, que aunque son familias pobres, son lo que estos niños necesitan para ser felices e intentar superar las dificultades a las que tienen que enfrentarse simplemente por haber nacido en el continente africano.
¿Hasta qué punto podrían consentirse este tipo de actuaciones? Parece que esta vez esta se descubrieron los verdaderos planes de esta organización, sin embargo, ¿cuántas veces habrá sucedido lo mismo sin que las autoridades se hayan dado cuenta? Es imposible responder a esta pregunta, sobre todo si estas operaciones se llevan a cabo en Estados con gran inestabilidad política, pero lo que es más difícil de entender es que ciudadanos que se supone que son de un país que defiende determinados valores y que trabajan como voluntarios para una ONG, hayan sido capaces de urdir tan macabro plan: enviar a niños que supuestamente son huérfanos a Francia, mintiendo a los padres biológicos, a los de acogida y a las autoridades. Y lo que es peor, que esas personas saben que están mintiendo y no están obrando de manera adulta y responsable, y a pesar de ello, continúan con su plan. ¿Cómo se resolverá esta situación? Parece que va para largo, así que de momento sólo nos queda esperar.

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