miércoles, 24 de octubre de 2007

Recientemente Al Gore y una organización india han sido galardonados con el premio Nobel de la Paz, por su contribución a la generalización del debate sobre los efectos negativos que el cambio climático puede tener debido a las acciones del hombre, además de generalizar la concienciación de millones de personas, que antes apenas habíamos oído hablar sobre este fenómeno. Si el cambio climático es provocado en parte por el efecto invernadero, producto del desarrollo industrial a través de medios nocivos, la cuestión importante resulta de la utilización de métodos de producción o materias primas que no empleen elementos nocivos para el medio ambiente. Por el momento estas ideas parecen simples utopías, ya que a pesar de que existen investigaciones que intentan descubrir y desarrollar métodos alternativos de producción, o estas investigaciones no están dando los frutos que casi todos deseamos, o determinados intereses están impidiendo que estos resultados salgan a la luz pública, ya que causarían una revolución. ¿Sería posible un mundo sin la dependencia actual del petróleo? La verdad es que me parece una utopía, pero creo que aunque desapareciera la dependencia del petróleo, que tantos problemas causa, comenzaría una nueva etapa caracterizada por la dependencia de otro producto. Ese producto sería el objeto de problemas y conflictos, ya que desde mi punto de vista el problema radica en la escasez de un recurso tan importante como el petróleo, pero también por la mentalidad actual de las personas.
Ha llegado un punto en que los seres humanos tenemos tal nivel de competitividad con los demás que hemos olvidado lo que suponen valores como la solidaridad. Tenemos tantas ansias por ser los mejores, por superar a los demás en todos los aspectos, que olvidamos que todos los seres humanos somos iguales, con la única diferencia que supone el lugar de nacimiento de cada uno, ya que en función de dónde nos encontremos tendremos más posibilidades de prosperar y desarrollarnos.
Sin embargo, el sistema en el que estamos inmersos parece poner trabas a este conjunto de prácticas y sentimientos, ya que sólo se preocupa por conseguir la mayor productividad y el mayor beneficio. Por lo tanto, parece bastante improbable encontrar una salida a esta espiral en que nos vemos sumergidos, a pesar de que sería algo muy importante para todos. Por otra parte parece inevitable que las diferencias se vayan agrandando entre los diferentes grupos, e improbable un cambio de actitud por parte de gobiernos, instituciones, empresas...
Por lo tanto, como en esta sociedad es muy complicado y muy duro nadar contra corriente, parece que lo más sensato, o quizás lo más cómodo es seguir en el rebaño, y conformarse con los que tenemos, que no es poco.

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